ALTERACIONES EMOCIONAL EN ESTUDIO
Tres grupos científicos de USA y EUROPA se encuentran en proceso de recopilación de información a nivel mundial, sobre las Alteraciones Emocionales que se observan en niños-adolescentes y jóvenes, que se encuentren en alguna etapa de educación-formación, o sea que su principal actividad esperable es la de todo estudiante.
En principio se observó que, a la vuelta del primer confinamiento los profesores y padres remarcaban falta de interés, resistencia pasiva a retomar la rutina educativa y en general un marco de indiferencia general a todo el espectro de estímulos dentro de la institución educativa.
Simultáneamente se está observando una disminución de desórdenes o actos de indisciplina que se refieran a reacciones disruptivas y/o violentas.
En general parece ser que los actos de inconducta se refieren a la no participación en clase, incumplimiento de tareas y bajo rendimiento en las evaluaciones.
Provisionalmente designado como Síndrome de Abulia en Educación Formal (SAEF) se procura determinar qué relación podría haber entre este síndrome y todo el proceso que desde hace un año, alteró profundamente todos los aspectos de la cotidiana forma de vida anterior.
En un principio se interpretaba esta actitud como una natural reacción a muchos días de horarios alterados sin concurrencia a la Institución Educativa y con una educación a distancia, desconocida para muchos, en la que se vieron inmersos sin opción, ni tiempo de adaptación.
Si bien es muy pronto aún para tener conclusiones firmes, se evidencia como importante, tener en cuenta esta posibilidad, para procurar originales enfoques que intenten revertir la situación o atenuarla.
Como en todos los problemas que parecen relacionados con esta pandemia o sus consecuencias, aún no hay suficiente información ni experiencia para actuar de forma certera, mientras pasa el tiempo y estos estudios progresan, habrá que estar dispuestos a colaborar en soluciones, aunque sean provisorias.
Las consecuencias de la Incertidumbre
Cerca de cumplirse un año de la irrupción de la pandemia, en el ámbito de la educación formal, en las instituciones educativas de todo tipo y nivel, al igual que en el resto de las estructuras que conforman nuestra sociedad, se continúan ejecutando diversas estrategias para conciliar la continuidad de la tarea educativa con el menor riesgo de contagio posible.
Los alumnos, sus familias y los educadores han recorrido un azaroso camino que fue en un principio, de total confinamiento, matizado con diversas actividades telemáticas.
Luego se establecieron condiciones a cumplir para retomar la actividad presencial y en la actualidad se procura mantener esta modalidad, que se ve interrumpida cuando se activa alguna de las condiciones que requieren confinamiento por aproximadamente un par de semanas.
En esta situación se vuelve a imponer la actividad telemática por ese periodo de tiempo.
Finalizado el confinamiento se retoma la actividad presencial, que continuará siempre que no se produzca una nueva situación de confinamiento.
Este escenario de incertidumbre permanente, está evidenciando consecuencias en alumnos, padres y docentes, que se traduce en disminución de rendimiento, apatía, irritabilidad, miedo al contagio y otros diversos trastornos.
En este punto debemos puntualizar que el conocido “Stress” es un mecanismo fisiológico que pone en máxima alerta todos los mecanismos de defensa y evitación, ante una amenaza imprevista e inminente.
Si esta amenaza se prolonga en el tiempo, sin que se perciba una mejor situación de actuación deja de ser un mecanismo de defensa.
El Stress, prolongado en el tiempo, que se percibe como creciente amenaza y abarca a todos los individuos, en cualquier geografía, da lugar a la aparición de los trastornos descriptos, no solo en los alumnos.
Todos los integrantes del núcleo familiar, social y educacional, comparten esta cotidiana situación y la permanente ansiedad por cómo será mañana.
La Incertidumbre sostenida es un fenómeno perjudicial y desequilibrante del equilibrio emocional más elemental.
EL COMEDOR ESCOLAR ¿Un problema o una ayuda?
Por motivos diversos, son cada vez más las familias que toman la decisión de que sus hijos coman a diario en el colegio. Este servicio no solo compagina su vida laboral y personal sino que, además, garantiza a los padres que sus hijos van a recibir una alimentación de calidad y valores sobre nutrición y salud en un ambiente lúdico, alrededor de sus amigos. Educación y alimentación son inseparables en el comedor del colegio. Y el objetivo de hoy sería reflexionar un poco sobre este espacio-tiempo, sobre cómo interactúan monitores y alumnos, y cómo se desenvuelven las relaciones de los alumnos entre sí. Teniendo en cuenta además que según datos y cifras del curso 2016/2017 ,del Ministerio de Educación cerca de 1,7 millones de niños toma su comida principal en el centro escolar, lo cual equivale a que un 72,9% de los alumnos de Educación Primaria pública tiene que comer en su colegio , estaríamos hablando de un gran número de escolares.
El punto de partida sería considerar que estos profesionales realizan una función EDUCATIVA y que forman parte del proyecto educativo que presenta el Colegio. Este aspecto es fundamental pues el tiempo en que atienden a estos alumnos, ya sea en el comedor y en el patio es bastante largo, y por lo tanto susceptible de actitudes diversas. Si esta función educativa no es bien valorada por el resto de agentes educativos (los profesores y la familia) se crearán conflictos y situaciones nada agradables. Insisto en este aspecto porqué cada vez son más frecuentes los problemas de actitud que algunos alumnos presentan en este espacio-tiempo. En ocasiones son problemas que se inician en el contexto del aula, con su grupo-clase, y que pueden ser de diferente índole. Pero no debemos olvidar que ese alumno es el mismo que en unas horas irá al comedor/patio donde a él le parecerá que sale del “control” de su tutor/a. Es en ese momento cuando se atreverá a cuestionar las instrucciones y consignas que se le dan en ese entorno. La percepción de que su monitor no es quien “para mandarle” se ha de considerar tan grave como si la afrenta estuviera dirigida a su profesor/a.
La formación educativa impartida desde el comedor-patio viene tan abalada que incluso se manifiesta en una valoración totalmente CUALITATIVA que acompaña al informe curricular que los padres recibimos cada trimestre. Sería muy positivo que cuando nos sentamos con nuestro hijo para leer y valorar su informe de las diferentes áreas lo hiciéramos también de ese aspecto del comedor-patio.
Es necesario tener en cuenta que igual que hay un PROYECTO EDUCATIVO que concreta los objetivos académicos más allá de las áreas curriculares , éste incluye también unos OBJETIVOS y HÁBITOS referentes a la comida, uso de utensilios, aceptación de nuevos alimentos, conducta en la mesa etc. etc. Por ello , des de casa, des de la familia, esos hábitos deben ser compartidos como una continuidad del trabajo realizado o del objetivo a perseguir. En esta misma línea sería erróneo pensar que aquel problema que no logramos resolver en casa ya sea de tipo alimentario , de actitud en la mesa, de comer variado, usar los utensilios ….lo puede resolver la escuela.
Desde estas líneas siempre hemos defendido la gran importancia que supone la coordinación entre colegio y familia, y por supuesto esto incluye el ámbito del comedor.
Complementar en casa el trabajo del comedor
El comedor debe “proporcionar a los niños una comida de calidad, tanto desde el punto de vista nutricional como desarrollar la adquisición de hábitos alimentarios y sociales adecuados”, según el documento Acompañar las comidas de los niños, de la Agencia de Salud Pública de Cataluña, en el que encontramos algunos consejos para las familias.
- Escuchar al niño sobre la cantidad de comida que pide que le sirvan.
- Es preferible servir poca cantidad de comida y dar la opción de repetir. Esta también es una buena estrategia para reducir el despilfarro de los alimentos.
- Permitir que los niños repitan del primer plato y de las frutas frescas, y limitar a una determinada cantidad el segundo plato (especialmente en el caso de las carnes).
- Asegurar que el agua sea de fácil acceso y que no se limite el consumo. Es conveniente que el pan acompañe sistemáticamente las comidas y se evite utilizarlo como elemento de recompensa o imposición.
- Es habitual que la oferta alimentaria variada suponga el rechazo hacia determinados alimentos. Si bien hay que evitar coaccionar o forzar al niño para que tenga que comer, es conveniente que lo pruebe.
- Coordinarse con el comedor escolar cuando un niño no desea comer de forma habitual.
- Facilitar un tiempo adecuado para comer con tranquilidad, que no sea inferior a 30 minutos ni supere el tiempo razonable para disfrutar de la comida.
- Prever un intervalo de tiempo lo bastante amplio entre la comida de media mañana y la comida (como mínimo un par de horas).
- El momento de la comida es una buena oportunidad para la transmisión de valores y hábitos. También es un espacio idóneo para, valorando la edad y capacidad de los niños, darles pequeñas responsabilidades en la medida de sus posibilidades.
- Fomentar la colaboración en cuanto a poner y recoger la mesa, de forma que se convierta en un hábito.
- Establecer normas de conducta de forma que la comida sea tranquila y se pueda convertir en un espacio de conversación y escucha (no levantarse entre plato y plato, no tener el móvil...).
- En este sentido, los adultos debemos predicar con el ejemplo pues nuestros niños lo que mayormente hacen es imitar. Sería más que recomendable que en el momento de sentarse a la mesa la TV estuviera apagada y los móviles fuera del alcance.
- Ayudar a interiorizar normas de educación básicas como no hacer ruido al tomar sopa, hablar con la boca cerrada, comer y masticar despacio, usar el tenedor... Pueden parecer aspectos “que ya se hacen” pero es frecuente ver, cuando uno va a comer fuera, que esas normas dejan mucho que desear. E insisto, no podemos delegar toda esa función en el comedor.
Educar no es una tarea fácil pero si todos los agentes educativos, absolutamente todos, nos apoyarnos, reforzamos, y no nos desautorizamos nuestra tarea será más llevadera, más gratificante y sin duda con mejores resultados.
LEER A LOS NIÑOS EN VOZ ALTA
“La lectura en voz alta es el mejor camino para crear lectores, simplemente compartiendo las palabras que nos vinculan. Compartir la lectura es compartir el lenguaje placenteramente, afirmándolo como vehículo de entendimiento, fantasía y civilidad”. Giardinelli, M. (2006).
Escuchar la lectura realizada en voz alta por un buen modelo lector, ayuda a los niños a comprender cómo dar sentido a un texto escrito a través de la voz y así desarrollar la fluidez en la lectura. Leerles a los niños fluidamente y con adecuada dicción, entonación y expresividad también amplía su conocimiento del mundo, vocabulario, familiaridad con el lenguaje impreso y su interés en la lectura.
En definitiva este tipo de lectura tiene como objetivos:
Crear amor por la lectura. Sentir emociones a través de la literatura. Mejorar la habilidad de escuchar. Aumentar el vocabulario (aprenderemos cómo hacerlo de manera específica en la tercera unidad del curso). Ayudar a adquirir nuevos conocimientos acerca de las cosas, lugares, personas, etc. Dar la oportunidad de reflexionar acerca de actitudes, situaciones (favorece el pensamiento). Favorecer el aprendizaje de aspectos de la lectura (cómo se toma un libro, movimientos oculares, dónde se encuentra el título de un libro, etc.) La lectura en voz alta realizada por el educador es considerada como uno de los factores más influyentes para el desarrollo integral de los niños .
En artículos anteriores ya hemos hecho hincapié en la importancia de la lectura, de cómo es necesario aprovechar los tiempos de vacaciones para establecer estos hábitos. Es más. Os invito a que realicéis la prueba: si a vuestro hijo le leéis un párrafo en voz alta y después le solicitáis que lo lea él, podréis comprobar como su calidad lectora es mejor. Imitará vuestro tono, entonación, ritmo....Y es que una parte de la lectura (al igual que el habla) se aprende por imitación, escuchando al adulto. Hay un tiempo que en el colegio se lleva a cabo esta práctica pero una vez transcurrido el período considerado necesario para ello (proceso de la lectura mecánica) se pasa a leer en silencio para realizar una lectura COMPRENSIVA. Sin embargo nosotros, como padres y educadores, podemos ayudar muchísimo en este proceso. En casa, con el tiempo adecuado, podemos compartir una lectura. Es de vital importancia que nuestra ACTITUD hacia ese momento sea afrontado con ganas, con optimismo, como algo placentero pues si denotamos desagrado (por leve que sea) nuestro hijo también lo notará e imitará ese gesto.
En nuestra tarea de padres y educadores deberíamos tomar conciencia que la LECTURA es un HÁBITO y como tal debe entrenarse de forma sistemática. Es un error pensar que esta HABILIDAD LECTORA debe recaer exclusivamente sobre la escuela. Obviamente el colegio es el lugar de aprendizaje de ésta y otras habilidades pero los padres no podemos, ni debemos, permanecer al margen de ello. EDUCAR es una tarea compartida en todos los sentidos desde a cómo se deben usar unos cubiertos a cómo leer correctamente. El sector es muy amplio pero si ponemos nuestro granito de arena seguro que los resultados serán mucho mejores.
A modo de resumen os dejo unos guiones para acabar de argumentar los beneficios expuestos anteriormente:
- Mejora la comprensión: dentro de las competencias relacionadas con la comprensión se incluye la habilidad de clasificar información, secuenciar los eventos, determinar causas y efectos y hacer comparaciones. Cuando un adulto le lee a un niño y/o cuando el niño escucha un cuento, éste aumenta la información que tiene acerca de un determinado tópico y las organiza dentro de las propias estructuras.
- Estimula la imaginación, ya que el leer en voz alta transporta al niño y al adulto desde el aquí y el ahora al allá y el después. La imaginación es la precursora del pensamiento representacional, que se relaciona con el mundo escrito y hablado.
- Provee de catarsis, los niños pequeños son egocéntricos, y a través de escuchar cuentos aprenden la experiencia de otros con las mismas emociones y los mismos miedos que ellos, aprenden a solucionar problemas, y a enfrentar sus miedos. Aprenden que es posible ser diferentes ya sea física, intelectual, emocional o lingüísticamente.
- Facilita el lenguaje y las habilidades expresivas del mismo, cuando un niño escucha a un adulto leer un cuento con animación y expresión, ellos mismo luego imitarán estás inflexiones de voz y emociones.
- Promueve la conciencia fonética, un niño que se familiariza desde temprano con el alfabeto y su relación con los sonidos, está altamente relacionado con el éxito que tendrá en el aprendizaje de la lectura.
- Correlaciona con un buen desempeño escolar, un lector exitoso por lo general es un buen estudiante, ya que gran parte de las actividades escolares incluyen la lectura y requieren de un buen desarrolla la capacidad de atención y memoria, habilidades que son favorecidas por la lectura en voz alta.
Para concluir solo pediros que ante un niño que comete errores en su lectura NO se le debe increpar ni regañar. Si pronuncia una palabra de forma inadecuada sencillamente decir “Creo que no pone eso” o “¿Seguro que eso es lo que está escrito?”. Si se atropella al leer recomendarle que “respire” , “despacio” pues no debemos confundir rapidez con eficacia lectora. El acto lector debe resultar un momento de complicidad entre nosotros y nuestros hijos, un momento mágico donde nuestra atención y escucha es exclusivamente para ellos. En nuestros tiempos donde hay infinidad de medios que nos interrumpen este momento ha de ser una PRIORIDAD. Y para ello hay una edad pues nuestros hijos crecen rápido y las oportunidades se agotan.
CONSECUENCIAS DEL CONFINAMIENTO EN NIÑOS Y JÓVENES: 2 parte
En las áreas escolar y pedagógica, las consecuencias se preveían, durante el confinamiento y se confirmaron al reiniciarse la actividad diaria en el colegio.
Durante el confinamiento se advertía el trastorno global de la rutina diaria por la obligada reclusión, la ausencia de contacto directo con amistades y compañeros/as de colegio o actividades extraescolares.
La prolongada dedicación a las pantallas en plan de juegos online o diálogos, mayoritariamente, resintió la secuencia horaria de sueño-vigilia, como también la secuencia de las comidas.
Las obligaciones escolares se convirtieron a la modalidad telemática, con fecha y hora de entrega de las tareas solicitadas, en muchos casos los jóvenes reaccionaron con protestas por considerar excesivo el volumen de lo solicitado, en otros hubo una cerrada negativa a realizar tarea alguna o negarse a conexión en el aula virtual.
Con el reinicio del curso escolar presencial, fue laborioso retomar horarios normales, en varios casos los alumnos se mostraban “olvidados” de contenidos dados antes o durante el confinamiento y fue necesario repasarlos.
La vuelta a la actividad presencial fue acompañada por la práctica de las medidas de seguridad determinadas, en este aspecto es apreciable que fueron aceptadas con menos conflictos de los previstos con más eficacia en los de menos edad.
El comedor y el patio recuperaron su característica de puntos de más presencia de conflictos, en los primeros días, con una frecuencia alta, que fe descendiendo con el paso del tiempo.
La necesidad de confinar ante la presencia de un positivo altera el ritmo normal de clases, así y todo que los docentes realizan actividades telemáticas para los confinados.
En el cierre del trimestre se advierten fuertes bajas en las notas, con respecto al anterior, pero debe tenerse presente que las calificaciones anteriores surgieron más de concepto que de tareas, dada la codicio telemática de gran parte del tiempo.
CONSECUENCIAS DEL CONFINAMIENTO EN NIÑOS Y JÓVENES: 1 parte
La irrupción en nuestras vidas de la pandemia de COVID 19 fue dramática por inesperada, desconocida y rápidamente informada, amplificada, en algunas crónicas innecesariamente exagerada y en otras minimizada, con los inevitables debates, profecías, estrategias propuestas por improvisados y/o mesiánicos, los integrantes de la sociedad que víctimas de algún tipo de perturbación, encuentran terreno propicio en la confusión y el miedo colectivo.
Los niños y jóvenes de nuestra población presentan consecuencias del confinamiento impuesto por esta pandemia y el profundo cambio que ha traído a sus vidas.
En esta primera entrega nos referiremos a las consecuencias en el ámbito familiar y social, en la próxima, a las producidas en el ámbito escolar y pedagógico.
El confinamiento produjo una suerte de “hacinamiento” inconsulto, inmediato e inapelable, con el agregado de la ansiedad colectiva generada por temor, mayoritariamente.
A este escenario hemos de agregarle la aparición del teletrabajo, en ocasiones, de ambos padres, lo que generó la paradoja de no encontrar quien atendiera las demandas cotidianas de los hijos, estando los dos padres en casa.
Otras situaciones de salir a trabajar, por desempeñar tareas imprescindibles, provocaban miedo en los niños a que muriera o no pudiera volver.
Las visitas recibidas o realizadas a abuelos, primos u otros parientes, desaparecieron. El universo familiar se redujo en horas al círculo primario de convivencia.
Sin colegio, sin deportes, sin esparcimiento, las horas del día comenzaron a ser demasiadas, con mucho más tiempo de uso de pantallas y, según la edad, por entradas horas de la madrugada.
Los necesarios tiempos de soledad y/o privacidad no existían y la permanente presencia de todos, todo el tiempo juntos, fue suficiente para precipitar discusiones, gritos, tensión general que dificultaba aún más la diaria rutina. Y todo ello no se puede borrar de un plumazo, como si no hubiera ocurrido nada. Estos niños y jóvenes regresaron a las aulas después de prácticamente medio año no estar en ellas. Y este regreso no es fácil, ni mucho menos. Las condiciones parecen ser las mismas pero no es así. Volver a recuperar rutinas, hábitos etc es una tarea compleja. Son acciones que se pierden de forma rápida pero que cuesta mucho volver a interiorizar. Requiere un alto grado de paciencia por parte de familia y colegio/instituto. Todos sin excepción han vivido realidades muy particulares durante el confinamiento pasado, por no decir que aún se sigue produciendo en los casos que ahora dan positivo. Vale la pena detenerse un momento y reflexionar.
NIÑOS CON ALTAS CAPACIDADES, qué hacer ????
Entre un 2 y un 5% de los niños en proceso educativo son o se consideran de altas capacidades, esta franja de porcentajes nos indica la relatividad de los datos estadísticos en este tema.
Más allá del IQ(coeficiente intelectual) que fue de relevante importancia hace años, no existe un conjunto de pruebas normalizadas que puedan aplicarse masivamente y con resultados totalmente fiables.
Es importante diferenciar la existencia de un talento determinado, en un área específica de niños que presentan un grado de comprensión y aprendizaje en cualquier tema con evidente diferencia con respecto a la media de sus contemporáneos.
Generalmente, esta característica que lo hace descollar en la escuela, es una de las primeras señales que mueven a sus padres en busca de una opinión profesional.
Una vez determinado que el niño en cuestión presenta estas capacidades debe instrumentarse el protocolo existente sobre su proceso educativo, o de ser posible, incorporarlo a una escuela para alto rendimiento.
Es un dato a tener muy en cuenta es la repercusión que tiene esta condición en el niño, en su emocionalidad, las relaciones con su entorno, ya que generalmente, esta condición es acompañada por un grado de sensibilidad emocional alto, especialmente perceptivo e influenciable por el trato que recibe y el tipo de relación con sus compañeros y profesores.
En algunas ocasiones, son objeto de burlas y agresiones por, supuestamente, demostrar una gran diferencia intelectual con sus iguales, esta situación los lleva a veces a disminuir su rendimiento escolar voluntariamente, para evitar agresiones.
Ha de tenerse presente que más allá de sus capacidades, es un niño y debe ser tratado respetando el nivel madurativo social y afectivo que le corresponde, las mayores o menores capacidades pueden influir en este aspecto o no, lo aconsejable es seguir tratando a nuestro hijo como tal, sin cambios provenientes de su ventajosa condición, que le será útil y gratificante si la encauzamos adecuadamente.
REFLEXIONS SOBRE UNA EDUCACIÓ AUTÒNOMA I RESPONSABLE
Autonomia i responsabilitat. Dos conceptes prou amplis com per tractar-los per separat. Però em sorgeix arran de la petició dels pares d'un col·legi per a realitzar-los una xerrada i proporcionar-los estratègies per a això.
L'autonomia és la facultat que els permet ser capaços de fer les coses per si mateix . I justament un dels factors claus i determinants d'aquesta autonomia és la responsabilitat. Així podem deduir que el desenvolupament de l'autonomia està estretament vinculat al desenvolupament de la responsabilitat .. Aquest és justament el VALOR que resideix en la consciència de cada un fent possible la reflexió, administració, orientació i valoració de la pròpia ACCIÓ i les CONSEQÜÈNCIES dels nostres actes. I òbviament cal aprendre a ser responsables. Aquí resideix la nostra gran i complicada tasca, però no impossible si ens posem a això.
Des del seu naixement el nadó depèn completament dels seus pares absolutament per a tot. I des d'aquest mateix moment, els nostres nadons, ens posaran de manifest que són persones competents, saben expressar els seus sentiments, emocions, necessitats, desitjos, preferències. I tot això passarà per la nostra paciència com a pares, per aprendre a desenvolupar la nostra empatia i confiar en això . Però a mesura que els nostres fills creixen van aprenent, a poc a poc, a valdre's per si mateixos i a ser autònoms. Al llarg del seu desenvolupament els ajudarem en coses tan necessàries i indispensables com menjar, parlar, caminar .... però hi ha aspectes no tan físics per al seu torn també igual d'importants com és el fet d'animar als nens a que prenguin les seves pròpies decisions. Està claríssim que no podem pretendre com a pares que si no entrenem en aquesta autonomia i responsabilitat (gradualment de manera que s'aprengui i interioritzi de forma gairebé inconscient) després aquestes qualitats apareguin adequadament en el moment que a nosaltres ens interessa per situació i / o edat . Un exemple d'això podria ser quan els nens canvien de curs o cicle i el tutor / a corresponent ens planteja els reptes per al curs que s'inicia i amb això els hàbits, responsabilitats i pràctiques no només per a l'escola sinó també per a casa . No podem oblidar que el nen és sempre una única persona i que en masses ocasions les demandes en un i altre àmbit no van a l'una.
Als pares sempre ens ha preocupat aquest difícil equilibri entre la innata tendència a protegir els fills i la necessitat d'anar deixant anar fil perquè així es puguin valdre's per si mateixos. És més que comprensible pensar que els nens no poden ser responsables i és just en aquest moment quan tendim a sobre protegir-los i evitar que facin les coses per si mateixos. Quan els protegim de més o fem nosaltres les coses que poden fer per si sols els ensenyem a DEPENDRE d'algú, minvem la seva autonomia i no desenvolupem la seva responsabilitat. Per contra quan els permetem comprovar que SÍ són capaços de fer-ho, els estem permetent guanyar confiança en si mateix , desenvolupar noves estratègies per superar dificultats i tot això redundant en la seva AUTOESTIMA. Per res podem imaginar que l'objectiu d'aquesta autonomia és facilitar el nostre treball com a pares. Ser autònom és ser un mateix, amb una personalitat pròpia que és diferent de la dels altres, amb els nostres propis sentiments, i desitjos i això ens garanteix tenir la capacitat de no dependre dels altres per sentir-nos bé, per acceptar-nos tal i com som i tenir la seguretat que serem capaços de valer-nos per nosaltres mateixos durant la nostra vida. Així doncs la nostra tasca no és fàcil però si gratificant quan comprovem els resultats.
Desitjaria posar en clar que tot i que fins aquestes línies m'he referit a l'etapa de primera infància i als anys de Primària aquests preceptes són igual de vàlids i necessaris per al nostres fills adolescents. Quan els nostres fills arriben a la ADOLESCÈNCIA ja no tenen tanta dependència psicològica respecte a nosaltres, els seus pares. El fet d'haver-los preparat perquè arribin a aquesta etapa amb cert desenvolupament de la seva autonomia i sent conscients que han de responsabilitzar-se dels seus actes els ajudarà a ser persones adultes madures, segures de si mateixes i amb capacitat per a enfrontar-se al món que els envolta .
Així doncs els beneficis d'educar els nens per al desenvolupament de la seva autonomia els podríem concretar en aquests guions:
-Afavorim una sana autoestima i autoconcepte.
-Dotem al nen de confiança en si mateix .
-Potenciem el desenvolupament d'una personalitat madura.
-Els fem capaços de prendre les seves decisions sense por a equivocar-se.
Aterrant en el terreny pràctic i buscant estratègies per dur a terme podríem establir les següents:
-Donar-lis encàrrecs adequats a la seva edat i nivell de desenvolupament (vestir-se, menjar, higiene, parar taula .... i així en augment). Si busquem hi ha bibliografia concreta sobre aquest tema en la qual ens indiquen per edat les pautes a seguir.
-Permetre que realitzin els encàrrecs abans esmentats per si mateix . Se'ls explica com fer-ho per primera vegada amb instruccions senzilles i clares i després deixem que ho facin sense estar "a sobre" corregint (i si és així s'ha de realitzar molt subtilment).
- No fer la feina que ells poden fer per si sols. ENCARA QUE AIXÒ IMPLIQUI ANAR MÉS LENT.
-Permetre que s'equivoquin en realitzar les seves tasques. No estem buscant la perfecció sinó l'aprendre a desenvolupar-se sol i això requereix un temps. Si apareix un error no focalitzar tota la nostra atenció en ell, busquem la part positiva, valorem-la i realitzem una reflexió CONJUNTA de com ho podem fer millor.
-Encara que parlem de AUTONOMIA no deixis d'establir límits. Autonomia no és sinònim de fer el que a un li vingui de gust. Els límits han d'existir, han de ser coherents i consensuats entre el pare i la mare i mai mostrar discrepàncies entre si sobre això davant del nen . Aquesta imatge de "poli bo, poli dolent" no és en absolut eficaç en l'educació dels nostres fills. Aquest tipus de ACTITUDS només fan que confondre i no l'ajuden a assumir la conducta desitjada sempre en el marc acte / conducta-conseqüència. Si l'acte és adequat la seva conseqüència serà bona i realitzarem el reforç positiu. Si per contra la conducta no és adequada la conseqüència serà negativa.
-Ensenyar-los a prendre decisions, mostrant-los com analitzar diferents opcions, planificar i anticipar. Pot ser en una cosa tan senzilla com triar el jersei que es posarà. A mesura que creixen aquesta presa de decisions s'anirà graduant però sempre evitant que els generi tensió. De nou insistirem en que són lliures per decidir, però cada acció té les seves conseqüències i es haurà d'aprendre a assumir-les.
-Dóna-li el seu espai físic i emocional perquè pugui explicar-les seves experiències quan li vingui de gust. Si el maregem amb preguntes és més que probable que et respongui amb monosíl·labs o no et contesti res. Això sol ser freqüent quan surten de classe i hi ha nens i adolescents en general que reaccionen fatal a això. Millor donar-los temps o plantejar la conversa per sobre com se senten. No obstant això SÍ cal tenir molt present que el DIÀLEG entre pares i fills és l'aspecte més fonamental de l'Educació. Aquest DIÀLEG és insubstituïble i d'ell dependrà en gran mesura el desenvolupament de la seva personalitat. És fàcil pensar que en una família en la qual no ha existit diàleg des de la infància pugui ser IMPOSSIBLE crear-lo en un moment determinat (per exemple davant un conflicte, davant un error, en la preadolescència i adolescència). Una cosa que no ens ha acompanyat en aquest creixement NO pot ser creat després espontàniament.