Pigsi Protocolo de Intervención Global y Simultánea

CARME PAU - JULIO ALTOMONTE

DESPATX PEDAGÒGIC MULTIDISCIPLINARI

  
  

CUADRO DE SITUACIÓN (11)

Estudiantes y peores compañeros, ante la pasividad de las autoridades del establecimiento, se gestan conflictos que por su escalada y permanencia, terminan resolviéndose en forma de agresiones físicas de extrema gravedad, que siempre tienen como víctimas a  aquellos más pequeños o débiles y deberá suceder esto para que las autoridades de turno” tomen cartas en el asunto”, seguramente la “oportuna intervención” dará como resultado el desplazamiento del agredido, la permanencia del grupo, y así seguimos.

Se recrea en las habituales riñas que ritualmente se cumplen a la salida de los locales de baile, en los espectáculos públicos, en los accidentes de tránsito, donde además de matar o ser muertos, nuestros hijos abandonan o son abandonados como víctimas o victimarios, sabedores, convencidos, que como padres solo procuraremos evitar la sanción legal, consecuente, brindándoles otra inolvidable lección de vida, de aquella forma de vida que criticamos en las conductas ajenas, desnudando impúdicamente la dualidad de nuestro mensaje y nuestra conducta, enseñamos falsedad, mentira y argucias, enseñamos impunidad corrupción e inmoralidad. Todo aquello que criticamos en discursos grandilocuentes cuando de opinar de los demás se trata.

A no dudar, estos dobles mensajes, estas actitudes maniqueas, cosecharan consecuencias que aseguren la continuidad y profundización del cotidiano ejercicio de contravalores y que seguramente en algún momento nos hará sufrir las consecuencias de lo sembrado.

No debe asombrarnos de forma alguna, el cúmulo de incidentes de mayor o menor gravedad que año a año se incrementan en intensidad y numero, tampoco en este aspecto, las autoridades educativas han conseguido elaborar una propuesta coherente que ponga límites al desorden y la violencia, lamentablemente todos fruto de la improvisación, apresuradas consecuencias de los hechos, nunca preventivas medidas que los eviten.

Suponemos, desde una lógica enferma de ingenuidad, que quienes deciden las cuestiones de la Educación, saben de qué se trata.

Debería avergonzarnos tanta ingenuidad, no solo exhiben la más olímpica ignorancia, sino que además detentan la más irritante soberbia, ante todo aporte, crítica u opinión que se intente brindar, muchas veces desde trayectorias y experiencias en el tema, que los empequeñecen como funcionarios. A riesgo de ser obvio, debo mencionar la inútil inmolación de vocaciones, de aquellos docentes que desde el mismo sistema, han intentado, denunciar este cúmulo de desastres o llevar adelante propuestas pedagógicas de avanzada, aunque más no fuera en el reducido espacio de sus cursos.

El sistema defensivo de la burocracia educativa, funciona con asombrosa eficiencia y velocidad y de esta manera se desembaraza prontamente del osado, de aquel que se ha atrevido a cuestionar el orden impuesto.

Y este breve resumen de la realidad educativa en los niveles preuniversitarios, transcurre cotidianamente.

Cada día, los docentes confirman su empecinamiento en ejecutar aquello en lo que no creen, la vocación por la enseñanza que en algún momento de sus vidas determino un camino profesional, se encuentra bien guardada, a salvo de los reproches de conciencia.

Cada día los alumnos aportan su granito de frustración y rebeldía, ante saberes, procederes y ejemplos, que sin saber aún bien porque, intuyen que no están bien, que carecen de bases sólidas, que no son veraces ni suficientes, que la mediocridad y la improvisación los hace sentir tratados como seres inferiores, cuando no como elementos.

Eso sí parejos, lo más uniformemente parejos posible, esa uniformidad que permite el mejor manejo, el mejor control.

Cada día los padres, permiten la prosecución de este estado de cosas, cumpliendo con su obligación que termina y empieza en la puerta del Colegio, del lado de afuera, salvo para quienes son bienvenidos una vez al mes, al abonar la respectiva cuota o en cualquier momento que las autoridades determinen, para recibir en silencio, las inapelables sentencias sobre las capacidades, conductas y limitaciones de sus hijos.

Aquellos que en la vida no han tenido la fortuna de recibir algún grado de educación, sufren intensamente las opiniones que reciben, quienes tenemos algún tipo de formación que nos permite comprender lo que se nos dice y quien nos lo dice, valoramos más justamente la relativa importancia, el limitado alcance, de estos mensajes y nos limitamos a escucharlos sin replicas que por más respetuosas y fundamentadas que sean, se percibirán como gestos hostiles, y ya hemos hablado de las consecuencias, y no tenemos deseos de soportarlas, además de no tener opciones, la autoridad educativa es una sola, omnipresente y omnipotente. Lamentablemente.

¿El progreso intelectual? Allí sigue a la espera, de recuperar los años que se han perdido.

 

 

CUADRO DE SITUACIÓN (10)

En esta situación, la eventual idea de reclamar por alguna irregularidad que preocupe a los padres, se transforma en una amenaza, por las consecuencias, que silencia cualquier intento, o produce situaciones de extrema violencia, de los padres sobre los docentes, de las que cada vez con más frecuencia nos enteramos.

La creciente estadística de abusos de variada índole sobre niños en el ámbito escolar, impone la reflexión de saber qué criterios de selección se aplican en quienes están a cargo de nuestros hijos, debemos buscar las respuestas a este interrogante, toda vez que el más absoluto hermetismo al respecto es la actitud permanente de las autoridades educativas, de cualquier nivel ante cada uno de estos sucesos.

Los padres hemos delegado prácticamente toda responsabilidad y protagonismo en la educación de nuestros hijos, los motivos pueden ser diferentes, las consecuencias nos igualan.

-Desde los Medios de Comunicación; Bajo la impresentable excusa de mostrar la realidad que “es” con el único y descarado objetivo de escamotear un punto más de audiencia, tanto la programación como la publicidad proponen, exaltan, recrean modelos de conducta, apariencia e interacción que ni tan solo rozan la Educación como tema de sus historias y cuando lo hacen, solo es para marcar a fuego los estereotipos del más fuerte, el más audaz, el más astuto, aquel que medra en el intelecto y el esfuerzo ajeno para resolver la inmediatez de un examen, o impone amenazas y castigos a quienes se atrevan a resistir  sus imposiciones, ninguna historia recrea el cotidiano esfuerzo de los pocos que van al colegio a estudiar, de aquellos que diariamente en el mayor anonimato, transitan la solitaria ruta de la responsabilidad, el cumplimiento, el respeto y la evolución intelectual.

Permanentemente proponen la ancha y bien iluminada vía de las fiestas, los placeres instantáneos, la mejor alegría, las más amplias sonrisas y los seguros éxitos, sin aclarar nunca de donde provienen los medios que permiten tanto ocio y despreocupación. Es evidente que se pretende convencer de la licencia ilimitada para el disfrute, las responsabilidades y el trabajo es de los mayores, también de ellos la implícita obligación sin fecha de vencimiento de procurar los recursos económicos que les permita la disipada vida que disfrutan.

No hace falta más coherencia en estos argumentos, los personajes nunca serán mayores y nuestros hijos parece que tampoco consideran esa posibilidad, más allá de alcanzar la edad, ese mágico número que les permita legalmente, compartir el mundo de los mayores, pero solo en los disfrutes, lejos de las obligaciones.

Cada vez son más las publicidades que cuentan breves historias donde los docentes son ridiculizados, maltratados y obviamente derrotados en su intento de poner orden en la situación relatada. La mínima programación que propone contenidos de creciente calidad educativa, asombrosas ventanas a fenómenos, lugares y personas de un mundo que seguramente no podremos llegar a conocer de otra forma, capturan la atención de una también mínima porción de audiencia, nuevamente los pocos, los raros, los tragas, los comelibros, las ratas de biblioteca, que a mas del esfuerzo intelectual deben afrontar las consecuencias de esta diferencias desvalorizante.

-Desde la Sociedad; Simplemente podríamos sumar los ítems hasta este momento detallados, para tener un panorama cierto de la trascendencia que la sociedad como cuerpo vivo de la nación, le otorga a la educación. Aún persiste en leve grado el impulso, la inercia de tiempos mejores, en los que, independientemente de la metodología utilizada, los resultados eran abrumadoramente superiores a los que hoy muestra el cuerpo social.

A contramano de un mundo que a fuerza de adelantos tecnológicos, pone a disposición de todos y en todo lugar, un caudal de información abrumador en cantidad y calidad de contenido, a contramano confirmo, de la creciente y epidémica determinación de ignorar, no informarse, no aprender, no saber enseñar, no mostrar ejemplos, no exhibir valores, no enaltecer conductas positivas, no señalar ni acompañar el transitar de otros caminos.

La lectura ha dejado de ser un hábito, y nada mejor lo ha sustituido, los interrogantes sobre cuestiones de apenas mediana trascendencia, ya no están insatisfechos, simplemente no existen, nuestros hijos no se los plantean ni nos los plantean.

Simplemente no los tienen, como tampoco tienen proyectos, planes ni deseos que se aventuren más allá del próximo sábado, la próxima fiesta o las próximas vacaciones.

Menos aún pensemos en la vuelta a aquellas reuniones de amigos, que café por medio se enfrascaban en livianas discusiones sobre los respectivos futuros, las inquietudes personales o profesionales, sin dejar de lado por eso, el disfrute del merecido esparcimiento, compensación de la tarea cumplida.

Es hoy el estruendo de la música, la intensidad de las luces y el derroche de alcohol y estimulantes, el marco de reunión propicio, para debatirse en las mínimas palabras de un vocabulario paupérrimo, a los solos efectos de estar, simplemente estar, mostrarse y mirar, en un principio parados, luego grotescamente despatarrados en algún sillón y finalmente inermes en el piso, intoxicados, saturados de bebidas.

Muchos de nuestros hijos, lamentablemente demasiados, encuentran que esto es “pasarla bien”.

Y la violencia, la más cruda cara del salvajismo, cotidiana realidad en los colegios, unas veces en forma de disimuladas amenazas, generalmente de un grupo de alumnos que se nuclean alrededor del supuesto líder, seguramente el peor de ese grupo de mediocres

CUADRO DE SITUACIÓN (9)

Dicha atribución se ejerce discrecionalmente, con nichos de corrupción en la misma estructura, que permiten abreviar tiempos de trámites u omitir exigencias reglamentarias de habilitación, que en algunos casos llegan a extremos de absoluta ridiculez.

Valga el ejemplo de la obligatoriedad de que el nombre del establecimiento sea en idioma castellano, recorran ustedes su memoria y saquen sus conclusiones.

-Desde el cuerpo Docente: También en este ítem vale la separación en dos subclases, aquellos que se desempeñan en Establecimientos Públicos se encuentran agrupados en varias organizaciones gremiales que han sido y son protagonistas de prolongadas medidas de fuerza, reclamos salariales, reclamos de planes educativos, reclamos escalafonarios, reclamos de presupuesto y equipamiento y silencio, absoluto silencio respecto de la permanencia del denominado Estatuto del Docente, un verdadero digesto de privilegios, permisos, licencias, jubilaciones tempranas, tareas pasivas, puntaje para acceder a cargos superiores y una extensísima lista de conquistas y reconquistas que lo constituyen en el más claro ejemplo del desborde en las reivindicaciones, natural hijo de la complacencia y complicidad de las autoridades educativas de cada momento.

Nada nuevo digo al referirme a los clásicos paros de principio de año, a las amenazas de paro de mediados de año y a los esporádicos paros de todo el año. Muchos días transcurren los alumnos sin clases, antes que las autoridades, con un ojo en el almanaque saquen sus cálculos respecto a lo lejano o no de los periodos vacacionales, momento en que poco importan las protestas docentes.

Sabrán ustedes que gozamos del privilegio de ser uno de los países con menos días efectivos de clases por año calendario, o sea doce meses, y no los menos de nueve meses que utilizan las autoridades para mentirnos esta dura realidad.

Los Docentes de establecimientos Privados no disfrutan de la seguridad en el pago de sus haberes ni la estabilidad en sus funciones y ciertamente para ellos el Estatuto del Docente es una lejana quimera que nunca alcanzaran, simplemente de hacerlo, las escuelas privadas serian inviables económicamente.

Por lo cual, no hay paros en estos establecimientos, en consecuencia la mezquina cantidad de días de clases se cumplen rigurosamente, los sueldos se pagan cuando se puede, los montos son aceptados sin discusión alguna, o simplemente el docente desconforme es reemplazados por una larga lista de aspirantes, que independientemente de sus antecedentes académicos, son valorados por la aceptación de estas reglas.

Los bajos sueldos, aseguran la necesidad de sumar horas, aun en diferentes colegios, no pocas veces separados por distancias absurdas, con las consiguientes demoras, ausencias y agotamiento personal que obviamente resienten la tarea educativa.

Y por esto pagamos, convencidos por engañosa publicidad que la escuela privada es garantía de mejor educación, cuando la realidad es que en muchas zonas, el estado simplemente está ausente en la tarea educativa, la búsqueda y pago de una institución privada es en muchos casos compulsiva.

En las dos instancias, pública y privada, los cursos de actualización docente son apenas requisitos a cumplir para sumar los puntos necesarios para competir por un puesto o jerarquía escalafonaria, de todas formas carece de importancia a los fines de una supuesta mejora en la calidad educativa.

Nada nuevo hay que decir, mostrar o enseñar a los docentes, desde hace por lo menos cincuenta años.

-Desde las Familias; reiterado el concepto, las familias no van a la escuela, solo mandan a sus hijos a la escuela y ciertamente desconfían de lo que allí sucede, pero solo se atreven a mirar a través de sus hijos, de los comentarios de ellos, saben o presienten que su presencia no es bien vista dentro del establecimiento.

Los colegios se han convertido en herméticos feudos, donde solo quienes allí se desempeñan tienen derechos, cualquier planteo o discrepancia es una intromisión que garantiza frialdad en el trato, como resultado menor, de allí en más las consecuencias de persistir en la actitud, mostrara potenciales consecuencias que pocos se animan a enfrentar.

No pocos padres reconocen sentirse tratados como ignorantes y recibir explicaciones que mas se asemejan a los admonitorios discursos de reprimenda a escolares de corta edad, que el abierto, franco y positivo dialogo entre quienes supuestamente comparten nada menos que la educación de un niño.

Esta ausencia de la familia en el ámbito educativo, también reconoce una progresiva y preocupante deserción de los padres en el acompañamiento de la actividad educativa de sus hijos. Quienes pueden se reemplazan gustosamente por docentes particulares, quienes no, simplemente dejan que las cosas sucedan, algunas veces por imposibilidad cultural, no pocas por comodidad.

La educación es obligatoria, el voto también lo es, en ninguno de los dos casos esta obligatoriedad asegura éxito en el fin buscado, si este fin es loable para la sociedad.

Las jornadas completas de ocho horas en el colegio, son funcionales a la actual estructura familiar, en todos los niveles de la sociedad y por diferentes motivos.

En las clases altas y medias, permite desentenderse de los hijos, dedicarse a mayores exigencias laborales o simplemente disfrutar del tiempo libre.

En las clases bajas, es una tabla de salvación que alivia el hacinamiento, asegura que los alumnos coman por lo menos dos raciones por día, pues si, bueno es que recordemos que en los últimos años, nuestras escuelas son también comedores y en no pocos casos la alimentación predomina sobre la educación como fundamento de la asistencia del niño a la escuela.

CUADRO DE SITUACIÓN (8)

El objetivo primario de estas acciones es la rápida eliminación de todo vestigio de este fracaso de gestión, cuidando celosamente que no trascienda a los medios de comunicación, con la complicidad de las autoridades de otros colegios, que ante un simple llamado telefónico de la inspección respectiva, hacen lugar donde no lo tienen, aceptan alumnos sin requisito alguno. Se justifica esta actitud en evitarle perjuicios al alumno, que ya ha sido perjudicado al perder su grupo de pertenencia, su escuela, sus docentes, su lugar y debe adaptarse en una inmediatez angustiante a esta nueva imposición.

Una vez más, de tantas, es el último en ser consultado, cuando es el primer y mayor perjudicado. Nada bueno esperemos cosechar de estas siembras.

Las máximas autoridades, solo esgrimen como diplomas de justificación, el mérito de haber sabido recorrer los vericuetos del escalafón jerárquico o simplemente haber sido nombrados por el Gobernador de turno, como reconocimiento de lealtades más que de saberes.

La estructura de este coloso burocrático es particularmente compleja y el aprendizaje más arduo al que se ven sometidos los funcionarios que lo forman, es precisamente el conocimiento de esta complejidad, que lejos de ser operativa para el área, o aunque mas no fuera, eficiente en la gestión, se transforma en una serie de obstáculos infranqueables para todo aquel que no forme parte de la estructura.

Fuertemente verticalista y consecuentemente piramidal, reduce las atribuciones de los agentes alejados del poder central a simples comunicadores, meros intermediarios entre el origen de un eventual problema y la última responsabilidad en la cadena de mando, que será la que determinara la conducta a seguir. Esta metodología, en la enorme geografía de la Provincia aludida, asegura que pocos sean quienes puedan acceder a la sede de las autoridades centrales, todo transcurrirá  por los aceitados medios de comunicación de los diferentes estamentos: Dirección General-Inspecciones Regionales-Inspecciones Zonales-Directores de Establecimientos Educativos-Consejeros Escolares comunales. En muchos casos estos niveles jerárquicos se duplican o triplican en función de: Educación Pública, Educación Privada y Educación Especial.

Es absolutamente desproporcionado el cúmulo de formularios, notas, libros de actas, libros de firmas, libros de clase, libros de asistencia, libros de calificaciones, actas de exámenes, permisos de salidas educativas, autorizaciones de toda índole, declaraciones de asunción de responsabilidad por parte de los padres, que buscan única y exclusivamente relevar de responsabilidad a las autoridades educativas en los más diversos temas.

Una abrumadora proporción de los docentes estatales, no ejercen funciones docentes, y esto ha dejado de ser novedad, desde hace tiempo, tampoco es novedad que esta situación se mantiene, sin cambios, en resumen que la autoridad de aplicación en educación ha sido incapaz de revertir esta ecuación y ninguna señal aparece que permita pensar que se modificara en el futuro.

El orden jerárquico y la secuencia burocrática de esta superestructura asegura la casi imposibilidad de acceder a los más altos niveles de mando, por cualquier simple padre de cualquier simple alumno, todo debe ser comunicado, resuelto y notificado por vía jerárquica, de forma inapelable. Lejos de garantizar agilidad en las tramitaciones o satisfacción de las demandas, este sistema garantiza, que solo unos pocos tenaces no abandonen la tarea y por ende, pocos sean quienes lleguen a verificar la real existencia de un responsable, y solo eso.

El motivo del reclamo que anime la tarea de emprender el camino, deberá esperar la eventual respuesta, en los tiempos del sistema y bajo sus reglas.

Desde los Establecimientos Educativos; la cercanía física de las autoridades de los colegios con las familias que componen su población, permitiría suponer la simplificación de las eventuales gestiones que sean necesarias. No es así, por dos motivos centrales:

  1. a) A lo largo de los años, las familias se han alejado de las escuelas, aquellos colegios que antaño eran verdaderos centros de reunión y convocatoria de grupos de pertenencia que afianzaban relaciones, están en franca declinación.
  2. b) Por parte de las autoridades del colegio el mensaje es claro, cualquier cuestionamiento a lo que sucede puertas adentro es mal considerado, quien se atreva a formularlo será visto como potencialmente peligroso para el normal funcionamiento de la institución. Se declama permanentemente las puertas abiertas a las inquietudes de los padres, muy otra es la realidad y en no pocos casos la perdida de la vacante ronda amenazante a quienes se atrevan a manifestar alguna disconformidad.

La división en dos compartimentos independientes, uno ocupado de la Educación Pública y otro de la Privada, asegura, diferentes tratamientos de semejantes situaciones.

Cualquier reclamo o diferencia que se presente en la escuela pública, remontara raudamente el canal burocrático y en los tiempos y formas establecidos, recibirá respuesta, o no.

Cualquier reclamo o diferencia que se presente en la escuela privada, recibirá un exhaustivo tratamiento dentro del establecimiento, con la sola finalidad de no crear “problemas” a la autoridad estatal, solo en última instancia, deberá ser elevada y remontara raudamente el canal burocrático y en los tiempos y formas establecidos, recibirá respuesta, o no.

Perfectamente conocen los Propietarios de escuelas de gestión privada, las consecuencias de “caer en desgracia ”con las autoridades estatales, que detentan el poder de otorgar o retirar autorizaciones de funcionamiento de estos colegios.

CUADRO DE SITUACIÓN (7)

Desde el Estado: Obviamente debe quedar sentado la inexistencia de política educacional alguna, en cualquier estamento que se analice, desde la óptica de considerar como tal a un plan maestro educativo, que como toda política de estado, se proyecte como objetivo independiente de los avatares ideológicos a que somos tan afectos.

Seguramente no se ha implementado ninguna modificación sustancial en los últimos cincuenta años, y las improvisadas cosméticas que fueron aplicadas, presentan claramente, sus consecuencias.

La mezquindad de los presupuestos destinados a la educación habla a las claras de las prioridades que se manejan en la política, algunos intentos aislados de mejoras o innovaciones de importancia, son o fueron pequeños islotes que no alcanzan la dimensión ni la fuerza para operar un resultado de masivo alcance.

En algunos distritos en particular, la crisis educativa adquiere proporciones alarmantes, y no por ser estas zonas particularmente carenciadas, desde los recursos de que disponen las autoridades.

Es el caso de la Provincia de Buenos Aires, particularmente grave por la concentración poblacional que detenta, es quizás el más dramático ejemplo de las consecuencias de idas y venidas, según los vaivenes del poder político de turno, con la complacencia de una sobredimensionada, lenta e ineficiente burocracia que  se concentra en un organismo que ni siquiera merece el nombre de Ministerio.

A poco que se estudie la trayectoria educativa de la provincia en los últimos, por lo menos treinta años, se advierte un progresivo deterioro de todos los indicadores que miden la calidad educativa, la cantidad de días efectivos de clases, la proporción de docentes-alumnos, los porcentajes de deserción, el estado de conservación de la estructura edilicia, la calidad del equipamiento de las mismas.

Desde las diferentes Universidades, que reciben alumnos de esta provincia, se conoce desde tiempo atrás y se ha informado a sus autoridades educativas en reiteradas oportunidades, de la diferencia, en algunos casos alarmantes, del grado de carencia de conocimientos, de los alumnos provenientes de ese distrito. A decir verdad, la percepción de quien escribe estas líneas es la de franca retirada de los responsables de tal desmanejo, de las responsabilidades que les competen, lejos de poder comprender esta realidad como parte de una estrategia de cualquier índole, solo puedo encuadrarla dentro de las consecuencias de una absoluta ineptitud para llevar adelante la tarea que se supone deben cumplir. En esta certeza, solo resta interpretar que asisten impávidos al devenir errático del sistema, atinando solo a improvisados remiendos, siempre tardíos, siempre detrás de las consecuencias de lo que deberían haber sido capaces de prever y aún más de evitar.

Una de las responsabilidades indelegables del Estado, de cualquier Nación que como tal se considere, seguramente la más importante responsabilidad. La Educación, transita por propia inercia, carente de dirección, planificación y objetivos, cediendo terreno permanentemente, dejando librados a su suerte a grandes espacios geográficos de su responsabilidad, de los cuales simplemente se ha ausentado, quizá deba recordar que más allá de la simple geografía que menciono, se encuentran en ella las verdaderas víctimas de este desmanejo, las familias que moran esos lugares y que deben cubrir en no pocas ocasiones distancias absurdas en procura de educación, para sus hijos.

El sobredimensionamiento de la Educación de Gestión Privada en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires habla a las claras de la certeza de las anteriores afirmaciones.

Bienvenida seria esta alternativa si fuera adecuadamente supervisada por el área de gobierno respectiva y si además, garantizara la igualdad de oportunidades para los alumnos. Todos sabemos que ninguna de estas dos premisas se cumple. La indelegable supervisión es solo formal y lejos de garantizar igualdad, aumenta la discriminación entre quienes pueden y quiénes no.

Los primeros creerán que la inversión económica que realizan les reportara una mejor oportunidad de buena formación educativa, solo lo creerán, técnicas de mercado mediante, convincentes mensajes que prometen sin retaceo, un alto nivel que saben no cumplirán, imposible hacerlo, desde el plantel docente que pueden procurar los misérrimos salarios que pagan. Bueno es que se enteren, estos padres que en muchas ocasiones postergan justas prioridades de confort y seguridad económica en pos de la mejor calidad de formación en sus hijos, que a la hora de acceder a una carrera terciaria, en no pocas oportunidades, esos alumnos formados a fuerza de sacrificio económico, no alcanzan siquiera el nivel de rendimiento de otros compañeros, provenientes de estratos económicos menos favorecidos y en consecuencia, de escuelas públicas. Este dato, celosamente guardado, es conocido por las autoridades educativas de la provincia desde tiempo atrás y si, no se sorprendan, nada se hace al respecto.

Permanecen aún en mis recuerdos, las expresiones de temor y desorientación, de aquellos alumnos, que víctimas de la última crisis económica, vieron caer la posibilidad de continuar en establecimientos de gestión privada, ya que sus padres no podían continuar soportando el costo económico.

Temor por encontrarse en un medio social diferente, en la escuela pública.

Desorientación por encontrarse con niveles superiores de formación a los que se supone ellos tenían.

Permítaseme detallar mayormente algunas realidades de esta particular “Educación de Gestión Privada”

A partir de un contenido curricular mínimo, que es en realidad, el mismo que se dicta en los establecimientos de “Gestión Pública”, los colegios privados se encuentran en la más absoluta libertad de crear a su antojo, nuevas materias, con nuevos contenidos, que supuestamente marcan la diferencia entre estos dos estamentos. La idea no es mala, solo injusta.

Pero eso a quien le importa?

De todas formas, ni siquiera semejante oportunidad fue aprovechada, estas nuevas materias ”extraprogramaticas” solo sirven para ocupar espacios vacíos en el horario diario, sus contenidos livianamente bosquejados, pero adecuadamente presentados ante la autoridad de control, según las formulas y ritos contemplados, son aprobados y por lo tanto se llevan adelante. Actualmente semejante desaguisado tiene dos utilidades prácticas, casualmente las dos alejadas sideralmente de la supuesta mejor formación.

En algunos casos son moneda de negociación entre padres y autoridades, para definir la promoción del alumno al nivel inmediato superior.

CUADRO DE SITUACIÓN (6)

Estudiantes y peores compañeros, ante la pasividad de las autoridades del establecimiento, se gestan conflictos que por su escalada y permanencia, terminan resolviéndose en forma de agresiones físicas de extrema gravedad, que siempre tienen como víctimas a  aquellos más pequeños o débiles y deberá suceder esto para que las autoridades de turno ”tomen cartas en el asunto”, seguramente la “oportuna intervención” dará como resultado el desplazamiento del agredido, la permanencia del grupo, y así seguimos.

Se recrea en las habituales riñas que ritualmente se cumplen a la salida de los locales de baile, en los espectáculos públicos, en los accidentes de tránsito, donde además de matar o ser muertos, nuestros hijos abandonan o son abandonados como víctimas o victimarios, sabedores, convencidos, que como padres solo procuraremos evitar la sanción legal, consecuente, brindándoles otra inolvidable lección de vida, de aquella forma de vida que criticamos en las conductas ajenas, desnudando impúdicamente la dualidad de nuestro mensaje y nuestra conducta, enseñamos falsedad, mentira y argucias, enseñamos impunidad corrupción e inmoralidad. Todo aquello que criticamos en discursos grandilocuentes cuando de opinar de los demás se trata.

A no dudar, estos dobles mensajes, estas actitudes maniqueas, cosecharan consecuencias que aseguren la continuidad y profundización del cotidiano ejercicio de contravalores y que seguramente en algún momento nos hará sufrir las consecuencias de lo sembrado.

No debe asombrarnos de forma alguna, el cúmulo de incidentes de mayor o menor gravedad que año a año se incrementan en intensidad y numero, tampoco en este aspecto, las autoridades educativas han conseguido elaborar una propuesta coherente que ponga límites al desorden y la violencia, lamentablemente todos fruto de la improvisación, apresuradas consecuencias de los hechos, nunca preventivas medidas que los eviten.

Suponemos, desde una lógica enferma de ingenuidad, que quienes deciden las cuestiones de la Educación, saben de qué se trata.

Debería avergonzarnos tanta ingenuidad, no solo exhiben la más olímpica ignorancia, sino que además detentan la más irritante soberbia, ante todo aporte, crítica u opinión que se intente brindar, muchas veces desde trayectorias y experiencias en el tema, que los empequeñecen como funcionarios. A riesgo de ser obvio, debo mencionar la inútil inmolación de vocaciones, de aquellos docentes que desde el mismo sistema, han intentado, denunciar este cúmulo de desastres o llevar adelante propuestas pedagógicas de avanzada, aunque más no fuera en el reducido espacio de sus cursos.

El sistema defensivo de la burocracia educativa, funciona con asombrosa eficiencia y velocidad y de esta manera se desembaraza prontamente del osado, de aquel que se ha atrevido a cuestionar el orden impuesto.

Y este breve resumen de la realidad educativa en los niveles preuniversitarios, transcurre cotidianamente.

Cada día, los docentes confirman su empecinamiento en ejecutar aquello en lo que no creen, la vocación por la enseñanza que en algún momento de sus vidas determino un camino profesional, se encuentra bien guardada, a salvo de los reproches de conciencia.

Cada día los alumnos aportan su granito de frustración y rebeldía, ante saberes, procederes y ejemplos, que sin saber aún bien porque, intuyen que no están bien, que carecen de bases sólidas, que no son veraces ni suficientes, que la mediocridad y la improvisación los hace sentir tratados como seres inferiores, cuando no como elementos.

Eso sí parejos, lo más uniformemente parejos posible, esa uniformidad que permite el mejor manejo, el mejor control.

Cada día los padres, permiten la prosecución de este estado de cosas, cumpliendo con su obligación que termina y empieza en la puerta del Colegio, del lado de afuera, salvo para quienes son bienvenidos una vez al mes, al abonar la respectiva cuota o en cualquier momento que las autoridades determinen, para recibir en silencio, las inapelables sentencias sobre las capacidades, conductas y limitaciones de sus hijos.

Aquellos que en la vida no han tenido la fortuna de recibir algún grado de educación, sufren intensamente las opiniones que reciben, quienes tenemos algún tipo de formación que nos permite comprender lo que se nos dice y quien nos lo dice, valoramos más justamente la relativa importancia, el limitado alcance, de estos mensajes y nos limitamos a escucharlos sin replicas que por más respetuosas y fundamentadas que sean, se percibirán como gestos hostiles, y ya hemos hablado de las consecuencias, y no tenemos deseos de soportarlas, además de no tener opciones, la autoridad educativa es una sola, omnipresente y omnipotente. Lamentablemente.

¿El progreso intelectual? Allí sigue a la espera, de recuperar los años que se han perdido.

 

 

CUADRO DE SITUACIÓN (5)

En esta situación, la eventual idea de reclamar por alguna irregularidad que preocupe a los padres, se transforma en una amenaza, por las consecuencias, que silencia cualquier intento, o produce situaciones de extrema violencia, de los padres sobre los docentes, de las que cada vez con más frecuencia nos enteramos.

La creciente estadística de abusos de variada índole sobre niños en el ámbito escolar, impone la reflexión de saber qué criterios de selección se aplican en quienes están a cargo de nuestros hijos, debemos buscar las respuestas a este interrogante, toda vez que el más absoluto hermetismo al respecto es la actitud permanente de las autoridades educativas, de cualquier nivel ante cada uno de estos sucesos.

Los padres hemos delegado prácticamente toda responsabilidad y protagonismo en la educación de nuestros hijos, los motivos pueden ser diferentes, las consecuencias nos igualan.

-Desde los Medios de Comunicación; Bajo la impresentable excusa de mostrar la realidad que “es”con el único y descarado objetivo de escamotear un punto más de audiencia, tanto la programación como la publicidad proponen, exaltan, recrean modelos de conducta, apariencia e interacción que ni tan solo rozan la Educación como tema de sus historias y cuando lo hacen, solo es para marcar a fuego los estereotipos del más fuerte, el más audaz, el más astuto, aquel que medra en el intelecto y el esfuerzo ajeno para resolver la inmediatez de un examen, o impone amenazas y castigos a quienes se atrevan a resistir  sus imposiciones, ninguna historia recrea el cotidiano esfuerzo de los pocos que van al colegio a estudiar, de aquellos que diariamente en el mayor anonimato, transitan la solitaria ruta de la responsabilidad, el cumplimiento, el respeto y la evolución intelectual.

Permanentemente proponen la ancha y bien iluminada vía de las fiestas, los placeres instantáneos, la mejor alegría, las más amplias sonrisas y los seguros éxitos, sin aclarar nunca de donde provienen los medios que permiten tanto ocio y despreocupación. Es evidente que se pretende convencer de la licencia ilimitada para el disfrute, las responsabilidades y el trabajo es de los mayores, también de ellos la implícita obligación sin fecha de vencimiento de procurar los recursos económicos que les permita la disipada vida que disfrutan.

No hace falta más coherencia en estos argumentos, los personajes nunca serán mayores y nuestros hijos parece que tampoco consideran esa posibilidad, más allá de alcanzar la edad, ese mágico número que les permita legalmente, compartir el mundo de los mayores, pero solo en los disfrutes, lejos de las obligaciones.

Cada vez son más las publicidades que cuentan breves historias donde los docentes son ridiculizados, maltratados y obviamente derrotados en su intento de poner orden en la situación relatada. La mínima programación que propone contenidos de creciente calidad educativa, asombrosas ventanas a fenómenos, lugares y personas de un mundo que seguramente no podremos llegar a conocer de otra forma, capturan la atención de una también mínima porción de audiencia, nuevamente los pocos, los raros, los tragas, los comelibros, las ratas de biblioteca, que a mas del esfuerzo intelectual deben afrontar las consecuencias de esta diferencias desvalorizante.

-Desde la Sociedad; Simplemente podríamos sumar los ítems hasta este momento detallados, para tener un panorama cierto de la trascendencia que la sociedad como cuerpo vivo de la nación, le otorga a la educación. Aún persiste en leve grado el impulso, la inercia de tiempos mejores, en los que, independientemente de la metodología utilizada, los resultados eran abrumadoramente superiores a los que hoy muestra el cuerpo social.

A contramano de un mundo que a fuerza de adelantos tecnológicos, pone a disposición de todos y en todo lugar, un caudal de información abrumador en cantidad y calidad de contenido, a contramano confirmo, de la creciente y epidémica determinación de ignorar, no informarse, no aprender, no saber enseñar, no mostrar ejemplos, no exhibir valores, no enaltecer conductas positivas, no señalar ni acompañar el transitar de otros caminos.

La lectura ha dejado de ser un hábito, y nada mejor lo ha sustituido, los interrogantes sobre cuestiones de apenas mediana trascendencia, ya no están insatisfechos, simplemente no existen, nuestros hijos no se los plantean ni nos los plantean.

Simplemente no los tienen, como tampoco tienen proyectos, planes ni deseos que se aventuren más allá del próximo sábado, la próxima fiesta o las próximas vacaciones.

Menos aún pensemos en la vuelta a aquellas reuniones de amigos, que café por medio se enfrascaban en livianas discusiones sobre los respectivos futuros, las inquietudes personales o profesionales, sin dejar de lado por eso, el disfrute del merecido esparcimiento, compensación de la tarea cumplida.

Es hoy el estruendo de la música, la intensidad de las luces y el derroche de alcohol y estimulantes, el marco de reunión propicio, para debatirse en las mínimas palabras de un vocabulario paupérrimo, a los solos efectos de estar, simplemente estar, mostrarse y mirar, en un principio parados, luego grotescamente despatarrados en algún sillón y finalmente inermes en el piso, intoxicados, saturados de bebidas.

Muchos de nuestros hijos, lamentablemente demasiados, encuentran que esto es “pasarla bien”.

Y la violencia, la más cruda cara del salvajismo, cotidiana realidad en los colegios, unas veces en forma de disimuladas amenazas, generalmente de un grupo de alumnos que se nuclean alrededor del supuesto líder, seguramente el peor de ese grupo de mediocres.

CUADRO DE SITUACIÓN (4)

Dicha atribución se ejerce discrecionalmente, con nichos de corrupción en la misma estructura, que permiten abreviar tiempos de trámites u omitir exigencias reglamentarias de habilitación, que en algunos casos llegan a extremos de absoluta ridiculez.

Valga el ejemplo de la obligatoriedad de que el nombre del establecimiento sea en idioma castellano, recorran ustedes su memoria y saquen sus conclusiones.

-Desde el cuerpo Docente: También en este ítem vale la separación en dos subclases, aquellos que se desempeñan en Establecimientos Públicos se encuentran agrupados en varias organizaciones gremiales que han sido y son protagonistas de prolongadas medidas de fuerza, reclamos salariales, reclamos de planes educativos, reclamos escalafonarios, reclamos de presupuesto y equipamiento y silencio, absoluto silencio respecto de la permanencia del denominado Estatuto del Docente, un verdadero digesto de privilegios, permisos, licencias, jubilaciones tempranas, tareas pasivas, puntaje para acceder a cargos superiores y una extensísima lista de conquistas y reconquistas que lo constituyen en el más claro ejemplo del desborde en las reivindicaciones, natural hijo de la complacencia y complicidad de las autoridades educativas de cada momento.

Nada nuevo digo al referirme a los clásicos paros de principio de año, a las amenazas de paro de mediados de año y a los esporádicos paros de todo el año. Muchos días transcurren los alumnos sin clases, antes que las autoridades, con un ojo en el almanaque saquen sus cálculos respecto a lo lejano o no de los periodos vacacionales, momento en que poco importan las protestas docentes.

Sabrán ustedes que gozamos del privilegio de ser uno de los países con menos días efectivos de clases por año calendario, o sea doce meses, y no los menos de nueve meses que utilizan las autoridades para mentirnos esta dura realidad.

Los Docentes de establecimientos Privados no disfrutan de la seguridad en el pago de sus haberes ni la estabilidad en sus funciones y ciertamente para ellos el Estatuto del Docente es una lejana quimera que nunca alcanzaran, simplemente de hacerlo, las escuelas privadas serian inviables económicamente.

Por lo cual, no hay paros en estos establecimientos, en consecuencia la mezquina cantidad de días de clases se cumplen rigurosamente, los sueldos se pagan cuando se puede, los montos son aceptados sin discusión alguna, o simplemente el docente desconforme es reemplazados por una larga lista de aspirantes, que independientemente de sus antecedentes académicos, son valorados por la aceptación de estas reglas.

Los bajos sueldos, aseguran la necesidad de sumar horas, aun en diferentes colegios, no pocas veces separados por distancias absurdas, con las consiguientes demoras, ausencias y agotamiento personal que obviamente resienten la tarea educativa.

Y por esto pagamos, convencidos por engañosa publicidad que la escuela privada es garantía de mejor educación, cuando la realidad es que en muchas zonas, el estado simplemente está ausente en la tarea educativa, la búsqueda y pago de una institución privada es en muchos casos compulsiva.

En las dos instancias, pública y privada, los cursos de actualización docente son apenas requisitos a cumplir para sumar los puntos necesarios para competir por un puesto o jerarquía escalafonaria, de todas formas carece de importancia a los fines de una supuesta mejora en la calidad educativa.

Nada nuevo hay que decir, mostrar o enseñar a los docentes, desde hace por lo menos cincuenta años.

-Desde las Familias; reiterado el concepto, las familias no van a la escuela, solo mandan a sus hijos a la escuela y ciertamente desconfían de lo que allí sucede, pero solo se atreven a mirar a través de sus hijos, de los comentarios de ellos, saben o presienten que su presencia no es bien vista dentro del establecimiento.

Los colegios se han convertido en herméticos feudos, donde solo quienes allí se desempeñan tienen derechos, cualquier planteo o discrepancia es una intromisión que garantiza frialdad en el trato, como resultado menor, de allí en más las consecuencias de persistir en la actitud, mostrara potenciales consecuencias que pocos se animan a enfrentar.

No pocos padres reconocen sentirse tratados como ignorantes y recibir explicaciones que más se asemejan a los admonitorios discursos de reprimenda a escolares de corta edad, que el abierto, franco y positivo dialogo entre quienes supuestamente comparten nada menos que la educación de un niño.

Esta ausencia de la familia en el ámbito educativo, también reconoce una progresiva y preocupante deserción de los padres en el acompañamiento de la actividad educativa de sus hijos. Quienes pueden se reemplazan gustosamente por docentes particulares, quienes no, simplemente dejan que las cosas sucedan, algunas veces por imposibilidad cultural, no pocas por comodidad.

La educación es obligatoria, el voto también lo es, en ninguno de los dos casos esta obligatoriedad asegura éxito en el fin buscado, si este fin es loable para la sociedad.

Las jornadas completas de ocho horas en el colegio, son funcionales a la actual estructura familiar, en todos los niveles de la sociedad y por diferentes motivos.

En las clases altas y medias, permite desentenderse de los hijos, dedicarse a mayores exigencias laborales o simplemente disfrutar del tiempo libre.

En las clases bajas, es una tabla de salvación que alivia el hacinamiento, asegura que los alumnos coman por lo menos dos raciones por día, pues si, bueno es que recordemos que en los últimos años, nuestras escuelas son también comedores y en no pocos casos la alimentación predomina sobre la educación como fundamento de la asistencia del niño a la escuela.